Por Javier Caso Iglesias | Votante y Simpatizante de PODEMOS, Funcionario de Carrera y Analista Político
Esta comunicación, que dirigiré al correo-e habilitado al efecto (circulos@podemos.info) es una carta de ofrecimiento para formar parte del Equipo de Trabajo de Pablo Iglesias encargado de organizar la Asamblea Ciudadana de PODEMOS. Me ofrezco como Asesor a Pablo Iglesias y su equipo sobre todo para una cuestión fundamental, la de hacer entender la esencia de este proyecto de empoderamiento y emancipación ciudadana, de este proyecto PODEMOS que labora por la ciudadanización de nuestra democracia.
En este sentido decir que considero algo fundamental que vaya ¡Todo el poder a los Círculos! como Miguel Urbán, Miembro del comité de redacción de la revista Viento Sur, expone en un brillante artículo del mismo título; es más, considero que hemos de ir más allá y conseguir poner todo el poder en la ciudadanía. Solo de esta forma la ciudadanía se empoderará, pues todo lo que no sea esto termina en estructuras burocráticas que perpetúan este sistema de casta que padecemos, sistema al servicio de los mercados financieros-especulativos y en contra de las personas.
Por tanto ¡Todo el poder a los Círculos! ¡Todo el poder a la ciudadanía! para que se escuche de verdad la voz de la gente. Pero que esto sea de verdad, no vayamos a terminan confundiendo a los Círculos y a la ciudadanía con nuevas ejecutivas de poder, de estos Círculos, que traten de representarla aplicando aquella máxima del despotismo ilustrado del "Tout pour le peuple, rien par le peuple" (todo para el pueblo, pero sin el pueblo).
Los Círculos no deben de transformarse en fines en sí mismos, sino en medios al servicio de esa ciudadanía; por tanto hemos de diseñar, perfilando bien, la función de los Círculos, de sus Equipos de Coordinación y de sus Comisiones de Trabajo. No debemos de permitir que los Equipos de Coordinación de los Círculos o sus Comisiones de Trabajo sean lugares cerrados y estancos. Han de ser espacios vivos, abiertos totalmente a la participación. No han de ser un nuevo sanedrín alojador de la vanguardia, no han de ser una nueva oligarquía para jugar a la sucesión político-institucional en las instituciones, al conocido "quítate tu para ponerme yo"; pues esto no sería otra cosa que una nueva exégesis de "el gatopardismo" "lampedusiano": "Algo debe cambiar para que todo siga igual".
A los que deben de contribuir los Círculos y sus Equipos Coordinadores es a hacer efectivo en la práctica el artículo 9 de la constitución, ese que la partitocracia siempre nos ningunea; en concreto su artículo 9.2, ese que alienta a promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo sean reales y efectivas; removiendo los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitando la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.
No se trata pues de convocar Asambleas y constituir Círculos para elegir Ejecutivas o Equipos Coordinadores que detenten el poder y decidan por todos/as. Se trata de empoderar a la ciudadanía misma. Se trata de alentar que las decisiones que nos afecten, todas, las tomen los ciudadanos mismos. Alentar pues la libre iniciativa de los ciudadanos, saberla canalizar creativa y constructivamente sin alienarla ni encorsetarla; dejarla fluir para así ir poniendo en libertad los elementos de la nueva sociedad. En este momento esto es posible, pues lo permiten las nuevas tecnologías.
Los Equipos Promotores, Coordinadores o Portavoces de los Círculos tienen que ser contingencias de posibilidad, estimuladores y verdaderos arietes de la libertad y la democracia, equipos que luchen infatigablemente contra todo tipo de alienación o fantasmagoría reificante que pueda encorsetar o dificultad el ejercicio pleno de los derechos de ciudadanía, de esos derechos fundamentales que recoge la Declaración Universal de los Derechos Humanos y nuestra Constitución. La libertad de expresión, de reunión, de recepción y difusión de la información sin injerencias ha de ser una de nuestras primeras banderas a desplegar. La verdad nos hará libres.
La segunda bandera a desplegar es eliminar todos los obstáculos que imposibiliten garantizar una verdadera democracia real, una verdadera radicalidad democrática. Igual que la más plena democracia ha de ser el principio esencial de los Círculos y de sus Equipos de Gestión, facilitando la más absoluta participación y transparencia en todo lo que se haga, llevando para ello a cabo todo tipo de reunión con las puertas abiertas y sin restricciones; lo mismo ha de acontecer en otros espacios como por ejemplo el laboral.
En este sentido apuntar que es hora ya de que la democracia pase del umbral de los centros de trabajo, es hora ya de que la democracia entre en las empresas y dejen de ser gestionadas con métodos medievales de ordeno y mando. La participación de las fuerzas del trabajo, de los ciudadanos que desempeñan sus funciones en una empresa, ha de ser posibilitada y sus sugerencias tenidas en cuenta. No somos siervos de la gleba, somos seres humanos con derechos; seres humanos que pretenden también autorealizarse en su trabajo. Primero teniéndolo y luego pudiendo decidir en el mismo y sobre el mismo. En esto nos pueden servir de ejemplos varios países europeos dónde la cogestión de las empresas (Mitbestimmung) es la clave del éxito de sus economías. Como recientemente se decía en un artículo en el diario Público: "La parte del modelo alemán que no se quiere importar, la cogestión de las empresas es uno de los tabúes para la patronal española". Afirmándose en ese artículo lo siguiente: El modelo alemán es el ejemplo a seguir para España, insisten una y otra vez los empresarios y dirigentes del Partido Popular. Sin embargo, prefieren seleccionar sólo algunas partes del menú y obvian otros logros de dicho modelo, entre otras cosas el que trata del modelo de cogestión que da voz y voto a los empleados en los órganos directivos de las empresas.
Por lo tanto la clave de esta nueva etapa de PODEMOS, esta nueva etapa que comenzará con su gran Asamblea Ciudadana del próximo mes de octubre en la que se decidirá el tipo de organización y la forma de hacer política de PODEMOS, ha de estar en el pleno derecho a decidir de la ciudadanía; pleno derecho a decidir, pleno derecho a participar, pleno derecho a opinar que se ha de practicar por PODEMOS tanto fuera como dentro de su organización en estos tiempos que demandan a gritos una implicación policéntrica.
Para finalizar este ofrecimiento, para formar parte del Equipo de Trabajo de Pablo Iglesias encargado de organizar la Asamblea Ciudadana, decir que ahora más que nunca, y como recomiendan los compañeros y compañeras de Paralelo 36, seamos coadyuvantes para conectar. Es obvio que no es fácil porque el desarrollismo ha inoculado el virus de la competencia, la desconfianza, el individualismo y el mercantilismo en la política. Pero la cooperación política tiene como principal requisito cambiar la forma de entender la política y las relaciones políticas, sobre la base de la confianza y la generosidad.
Un fuerte abrazo.
Esta comunicación, que dirigiré al correo-e habilitado al efecto (circulos@podemos.info) es una carta de ofrecimiento para formar parte del Equipo de Trabajo de Pablo Iglesias encargado de organizar la Asamblea Ciudadana de PODEMOS. Me ofrezco como Asesor a Pablo Iglesias y su equipo sobre todo para una cuestión fundamental, la de hacer entender la esencia de este proyecto de empoderamiento y emancipación ciudadana, de este proyecto PODEMOS que labora por la ciudadanización de nuestra democracia.
En este sentido decir que considero algo fundamental que vaya ¡Todo el poder a los Círculos! como Miguel Urbán, Miembro del comité de redacción de la revista Viento Sur, expone en un brillante artículo del mismo título; es más, considero que hemos de ir más allá y conseguir poner todo el poder en la ciudadanía. Solo de esta forma la ciudadanía se empoderará, pues todo lo que no sea esto termina en estructuras burocráticas que perpetúan este sistema de casta que padecemos, sistema al servicio de los mercados financieros-especulativos y en contra de las personas.
Por tanto ¡Todo el poder a los Círculos! ¡Todo el poder a la ciudadanía! para que se escuche de verdad la voz de la gente. Pero que esto sea de verdad, no vayamos a terminan confundiendo a los Círculos y a la ciudadanía con nuevas ejecutivas de poder, de estos Círculos, que traten de representarla aplicando aquella máxima del despotismo ilustrado del "Tout pour le peuple, rien par le peuple" (todo para el pueblo, pero sin el pueblo).
Los Círculos no deben de transformarse en fines en sí mismos, sino en medios al servicio de esa ciudadanía; por tanto hemos de diseñar, perfilando bien, la función de los Círculos, de sus Equipos de Coordinación y de sus Comisiones de Trabajo. No debemos de permitir que los Equipos de Coordinación de los Círculos o sus Comisiones de Trabajo sean lugares cerrados y estancos. Han de ser espacios vivos, abiertos totalmente a la participación. No han de ser un nuevo sanedrín alojador de la vanguardia, no han de ser una nueva oligarquía para jugar a la sucesión político-institucional en las instituciones, al conocido "quítate tu para ponerme yo"; pues esto no sería otra cosa que una nueva exégesis de "el gatopardismo" "lampedusiano": "Algo debe cambiar para que todo siga igual".
A los que deben de contribuir los Círculos y sus Equipos Coordinadores es a hacer efectivo en la práctica el artículo 9 de la constitución, ese que la partitocracia siempre nos ningunea; en concreto su artículo 9.2, ese que alienta a promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo sean reales y efectivas; removiendo los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitando la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.
No se trata pues de convocar Asambleas y constituir Círculos para elegir Ejecutivas o Equipos Coordinadores que detenten el poder y decidan por todos/as. Se trata de empoderar a la ciudadanía misma. Se trata de alentar que las decisiones que nos afecten, todas, las tomen los ciudadanos mismos. Alentar pues la libre iniciativa de los ciudadanos, saberla canalizar creativa y constructivamente sin alienarla ni encorsetarla; dejarla fluir para así ir poniendo en libertad los elementos de la nueva sociedad. En este momento esto es posible, pues lo permiten las nuevas tecnologías.
Los Equipos Promotores, Coordinadores o Portavoces de los Círculos tienen que ser contingencias de posibilidad, estimuladores y verdaderos arietes de la libertad y la democracia, equipos que luchen infatigablemente contra todo tipo de alienación o fantasmagoría reificante que pueda encorsetar o dificultad el ejercicio pleno de los derechos de ciudadanía, de esos derechos fundamentales que recoge la Declaración Universal de los Derechos Humanos y nuestra Constitución. La libertad de expresión, de reunión, de recepción y difusión de la información sin injerencias ha de ser una de nuestras primeras banderas a desplegar. La verdad nos hará libres.
La segunda bandera a desplegar es eliminar todos los obstáculos que imposibiliten garantizar una verdadera democracia real, una verdadera radicalidad democrática. Igual que la más plena democracia ha de ser el principio esencial de los Círculos y de sus Equipos de Gestión, facilitando la más absoluta participación y transparencia en todo lo que se haga, llevando para ello a cabo todo tipo de reunión con las puertas abiertas y sin restricciones; lo mismo ha de acontecer en otros espacios como por ejemplo el laboral.
En este sentido apuntar que es hora ya de que la democracia pase del umbral de los centros de trabajo, es hora ya de que la democracia entre en las empresas y dejen de ser gestionadas con métodos medievales de ordeno y mando. La participación de las fuerzas del trabajo, de los ciudadanos que desempeñan sus funciones en una empresa, ha de ser posibilitada y sus sugerencias tenidas en cuenta. No somos siervos de la gleba, somos seres humanos con derechos; seres humanos que pretenden también autorealizarse en su trabajo. Primero teniéndolo y luego pudiendo decidir en el mismo y sobre el mismo. En esto nos pueden servir de ejemplos varios países europeos dónde la cogestión de las empresas (Mitbestimmung) es la clave del éxito de sus economías. Como recientemente se decía en un artículo en el diario Público: "La parte del modelo alemán que no se quiere importar, la cogestión de las empresas es uno de los tabúes para la patronal española". Afirmándose en ese artículo lo siguiente: El modelo alemán es el ejemplo a seguir para España, insisten una y otra vez los empresarios y dirigentes del Partido Popular. Sin embargo, prefieren seleccionar sólo algunas partes del menú y obvian otros logros de dicho modelo, entre otras cosas el que trata del modelo de cogestión que da voz y voto a los empleados en los órganos directivos de las empresas.
Por lo tanto la clave de esta nueva etapa de PODEMOS, esta nueva etapa que comenzará con su gran Asamblea Ciudadana del próximo mes de octubre en la que se decidirá el tipo de organización y la forma de hacer política de PODEMOS, ha de estar en el pleno derecho a decidir de la ciudadanía; pleno derecho a decidir, pleno derecho a participar, pleno derecho a opinar que se ha de practicar por PODEMOS tanto fuera como dentro de su organización en estos tiempos que demandan a gritos una implicación policéntrica.
Para finalizar este ofrecimiento, para formar parte del Equipo de Trabajo de Pablo Iglesias encargado de organizar la Asamblea Ciudadana, decir que ahora más que nunca, y como recomiendan los compañeros y compañeras de Paralelo 36, seamos coadyuvantes para conectar. Es obvio que no es fácil porque el desarrollismo ha inoculado el virus de la competencia, la desconfianza, el individualismo y el mercantilismo en la política. Pero la cooperación política tiene como principal requisito cambiar la forma de entender la política y las relaciones políticas, sobre la base de la confianza y la generosidad.
Un fuerte abrazo.
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