Hay muchas miradas pendientes de Martiño Noriega, alcalde de Teo y responsable de acción institucional de Anova, formación a la que le reclama "coherencia" y "valentía" a la hora de definir su estructura y funcionamiento en la Asamblea Nacional que celebrarán el 8 y 9 de junio. Señalado como el sucesor natural de Xosé Manuel Beiras, al que ha acompañado en los últimos años, el propio Beiras dijo hace una semana en una entrevista en Praza Pública que la mejor manera que tenía de definir a Noriega era recordando que es "un médico". Y en su discurso son constantes las referencias al "diagnóstico" y al "tratamiento" de la actual crisis social, que para el responsable de Anova deben ir unidas. Hablamos con él sobre Anova, el proceso de conformación de un espacio de convergencia contra la derecha y también sobre propio futuro personal.
¿Has encontrado en este último año y medio la hermandad que dices que echabas en falta en el BNG?
Al menos sí que he encontrado una recuperación de esos valores y la sensación de ir a navegar en mar abierto, como dijo Beiras. Y la sensación de iniciar un proceso de reconstrucción en el que tienes muchas dudas sobre donde ir, pero en el que tienes clarísimo donde no quieres ir. Y sí, vuelves a encontrar los espacios comunes, la hermandad y sobre todo el esfuerzo de construir una nueva cultura política que de verdad sea representativa de una mayoría social que a día de hoy está huérfana de ese referente político.
¿Cuál debe ser el papel de los partidos en este proceso constituyente que se invoca?
Todos estamos de acuerdo en que la situación es de una gravedad excepcional, pero sólo unos pocos intentan hacer esfuerzos para responder a esa situación de gravedad excepcional. Los partidos que apuesten por el derecho a decidir y por la izquierda transformadora tienen que abandonar minifundismos emocionales y tienen que hacer un esfuerzo por llevar a cabo una concentración parcelaria de las energías en el campo de la izquierda, tanto en la representación como en la interacción con la izquierda social. La propia situación demanda esa praxis: que un partido entienda que es parte de un vector que tiene que aspirar a representar o a ser una herramienta útil de una mayoría social agredida. Entiendo que el éxito de Alternativa se debe al hecho de haber sido capaces de abandonar posiciones partidarias y de apostar por un común denominador sobre un programa de mínimos. Tenemos una crisis de representación y ya no es cuestión de partitocracia, de deriva del bipartidismo, o de financiocracia. Es una cuestión de desconexión de la mayoría social agredida con sus representantes. De la ósmosis con los movimientos sociales tiene que salir una herramienta útil para la gente. Nadie tiene que perder identidad pero todos debemos ser lo suficientemente osmóticos para entender lo que nos estamos jugando. Y sólo lo conseguiremos si lo interiorizamos y vamos más allá de los discursos de quedar bien. Nos estamos jugando el diseño de la hoja de ruta para salir de la crisis, que la puede liderar la izquierda, pero también la pueden liderar otros y llevarnos a lugares aún menos cálidos que los actuales.
¿De un tiempo a esta parte estos actores están mirando más hacia dentro? ¿Hay más recelos?
Yo también tengo mis dudas, pero trabajo para que vayamos hacia delante porque en esto nos jugamos la supervivencia. Las partes deben tener personalidad propia y eso no es incompatible con el hecho de hacer concentración parcelaria. Hay que trabajar por la parte y por el todo en paralelo, con vasos comunicantes, como el sistema vascular. Si lo fiamos todo a posiciones de máximos, no sólo nos estaremos engañando nosotros, sino que estaremos defraudando esa mayoría social agredida. Lo que pasa es que la realidad golpea tan duro que esa propia realidad nos va a obligar a abandonar esas tentaciones que puedan tener algunos de afianzar posiciones de máximos. Siempre digo que Alternativa es la probeta en la que se deben ensayar nuevas fórmulas, fue una suma que multiplicó. Sigamos sumando para multiplicar, no restemos para dividir. No sólo fracasaríamos nosotros personalmente, sino que no nos lo perdonarían socialmente.
¿Veremos a corto o medio plazo una candidatura en la que confluyan los partidos que componen AGE (IU, Anova, Ecosocialistas y Equo) y también el BNG?
Esa fue la propuesta que hizo Beiras hace un año y sigue más vigente que nunca. Lo que pasa es que tiene que haber voluntad por las partes. Y no es difícil, las condiciones son dos: que las organizaciones respeten el derecho a decidir del pueblo gallego y luego un programa de mínimos para la acción, entendiendo que las institución no lo hacen todo, pero la acción institucional sí es importante para provocar un punto de inflexión. Y nosotros necesitamos un punto de inflexión en la pérdida sistemática de derechos, en el convencimiento de que no hay nada que hacer... Alternativa fue un inicio y es ampliable y ahí el BNG tiene un espacio. Otra cuestión es si comenzamos a establecer fronteras en cuestiones que a día de hoy no tienen receptividad social, como es la cuestión de la soberanía.
¿Te parece desacertada la estrategia del BNG en esa cuestión? ¿Es acertada para el BNG? ¿Es acertada para la sociedad gallega?
Lo que debería preguntarse el BNG es se es acertada para la sociedad gallega. No podemos estar continuamente autorreferenciándonos ni autorreferenciando terminología, porque acabamos en el conjunto en blanco. Es una estrategia legítima, por supuesto, pero creo que existe una demanda en otro sentido. ¿Es legitima la solicitud de soberanía de CiU en Catalunya? Desde luego, pero a mí no me vale, la soberanía ejercida como caballo de troya del neoliberalismo no me vale. Aquí no hay conjuntos aislados, aquí hay interacción entre conjuntos y el trabajo a favor de la soberanía del pueblo gallego tiene que ir acompañada de la reivindicación de una política económica antitética a la existente. Y las dos cosas por separado no se entienden, por lo que hay que intentar llegar a un espacio de trabajo. Y por eso es necesaria el Frente Amplio. La derecha está escribiendo su hoja de ruta para los próximo años. ¿La izquierda tiene una respuesta conjunta y creíble para la sociedad? Tenemos que trabajar en eso.
¿La izquierda está observando el desgaste de los gobiernos del PP pero sin preparar la alternativa para tomar el poder? Se corre el riesgo de que llegadas las elecciones todo siga igual?
Yo creo que a la izquierda le está faltando capacidad de reacción, no en sus reivindicaciones ideológicas y programáticas, que están más vigentes que nunca, sino en su forma de coordinarlas y presentarlas ante la sociedad. Y mientras, la derecha está dirigiendo una huida hacia delante que pasa por un retroceso terrible en los derechos sociales e identitarios, explicita una apuesta por acabar con el Estado de Bienestar tal y como lo conocemos, por dar entrada a la iniciativa privada en los espacios de gestión pública. Y la izquierda es incapaz de reaccionar. La izquierda real tiene una diagnosis excelente de lo que está ocurriendo y ahora lo que tiene que hacer es hacer una propuesta conjunta de mínimos que sea un tratamiento de solución.
¿Como valoras el funcionamiento de AGE, tanto en el Parlamento como en la calle? Le está faltando “alimento” por parte de las fuerzas que la componen, como afirmó Beiras?
La acción parlamentaria está siendo ejemplar, pero es un trabajo que se tiene que retroalimentar con la izquierda social y con las propias organizaciones que componen Alternativa, y a lo mejor ahí está habiendo defectos. Pero a lo mejor también porque la cultura de coalición es una cultura por crear, al igual que está por crear esa nueva cultura política. Deben imponerse las posiciones que trabajan por crear esa cultura de coalición, y se precisa abandonar posiciones partidarias de máximos y entender que hay que alimentar la coalición con combate social, con alternativas programáticas y con transmisión de conflictividad. Todo esto va muy rápido, AGE no tiene aún un año y ya ha avanzado mucho, ahora tiene que seguir mejorando estos aspectos y siempre con amplitud de miras, sin pretender tener el copyright de nada.
La coalición entre Anova e IU, principalmente, rompió algunos tabúes y permitió crear un nuevo espacio compartido. ¿Cómo va ese proceso? ¿Una parte aprende de la otra?
No queda otra, por vocación o por deber. Con AGE se creó un nuevo espacio de representación que identifica a más de 200 mil gallegas y gallegos. Y es la garantía de que esa fórmula se amplíe, porque esa gente lo va a exigir. Un nuevo espacio desde el independentismo a posiciones federales, desde una socialdemocracia de máximos hasta posiciones de ruptura con el sistema. Y ese es un espacio muy amplio y tenemos que ser permeables.
¿Estás satisfecho con cómo se está llevando a cabo el proceso de conformación de Anova, sobre todo en el que se refiere a la creación de esa nueva cultura política?
Pienso que Anova tiene una potencialidad terrible como herramienta de representación, pero para eso tiene que ser fiel al reto que se propuso en su momento: el hecho de navegar en mar abierto y tiene que asumir riesgos. Anova no puede reproducir modelos ni culturas y estructuras burocratizadas. Yo tengo que ser optimista. Creo que cuando se hizo el que se hizo fue para construir algo diferente, para ejercer una nueva cultura. Eso significa no tutelar a los movimientos sociales, significa entender que formas parte de un vector de defensa de la mayoría social agredida, que no eres el principio y el fin, que no eres vanguardia. Significa cambiar la competición por la cooperación, significa adoptar la horizontalidad en la toma de decisiones, y significa ser operativos: pero de abajo a arriba. ¿Cómo? Con conferencias sectoriales, con el uso de las nuevas tecnologías, con participación directa, y abandonando posiciones de autodefensa. Y Anova mal haría reproduciendo estructuras ya existentes, porque si no, flaco favor se le habrían hecho a esas estructuras. Anova tiene que cubrir un nuevo espacio. Y en eso estamos. Lo que pasa es que somos muy exigentes con nosotros mismos porque la sociedad es muy exigente. Y todos venimos de una cultura y a veces cuesta resetearse.
La credibilidad se gana con el discurso y las propuestas que le haces a la sociedad, pero la credibilidad se gana también siendo coherente internamente con lo que demandas para fuera. Y uno de los errores de la izquierda es demandar para la sociedad lo que después internamente no cumples: demandas horizontalidad y tomas las decisiones verticalmente, demandas igualdad y estableces tomas de decisión piramidales. Eso no se sostiene. Cuando yo hablo de nueva cultura falo de cohesionar la praxis interna con el discurso que lanzas fuera. Anova tiene que hacer un esfuerzo para intentar ser coherente. Si no lo hace, tendrá un funcionamiento electoral limitado en el tiempo y acabará por perder la credibilidad y por llegar a los lugares donde llegaron otras fuerzas, que mantienen un discurso impecable, pero que para mucha gente no tienen credibilidad porque saben que no se acompaña de una praxis interna equivalente. Es cuestión de construir algo que perdure y que sea útil para el país en los próximos 25 años.
¿Por qué algunos comenzamos a navegar en mar abierto? Porque veíamos que había una mayoría social que elección tras elección no se sentía representada. La izquierda tiene que asumir que tiene que ser la sociedad a que la entienda como una herramienta útil, abandonar posiciones de máximos, crear un programa de acción sobre cuestiones concretar innegociables, emplear las instituciones como muro de contención de lo que está sucediendo y para denunciarlo. En la campaña electoral un representante de Syriza dijo una cosa que es simbólica pero muy importante: “los de Syriza no necesitamos llevar pancartas a una manifestación, porque la gente cuando va a una manifestación ya sabe donde están los de Syriza”. No nos queda otra. El contrario será fraude de ley ante las generaciones futuras.
¿Va a haber listas abiertas en la asamblea de junio?
La Coordinadora Nacional del 25 hizo una apuesta por las listas abiertas. La última palabra la tendrá la propia asamblea porque hay enmiendas en uno y en el otro sentido. Porque más allá del debate sobre los mecanismos de representación, que todos tienen sus pros y sus contras, y de hecho es cierto que las listas abiertas pueden provocar agravios en relación con la visibilidad mediática, Anova está en construcción y necesita sacar una radiografía interna y retratarse. Y la manera de retratarse es mediante un mecanismo de listas abiertas. Eso permite que cada persona escoja a las personas que quiere que la representen, porque eso impide que hombres y mujeres se amparen tras candidaturas lideradas por gente que puede arrastrar el voto, y porque creo que es el mecanismo más horizontal y más justo. Yo fío muchas convicciones y muchos esfuerzos a que esto sea así y a que nos dotemos de ese modelo para mandar un mensaje al conjunto de la sociedad.
¿Concibes que hoy por hoy pueda ser portavoz nacional de Anova una persona distinta a Xosé Manuel Beiras?
Xosé Manuel Beiras será lo que quieran el conjunto de hombres y mujeres de Anova, y por encima de eso será lo que él quiera ser. En la toma de decisión de una persona como Beiras hay decisiones individuales y decisiones colectivas, y él tendrá la última palabra. Lo que tengo claro es que es la persona que no sólo lidera la oposición a Feijoo, sino que podría liderar la construcción de un Frente Amplio.
Pero una excesiva personalización de una alternativa no sería deseable, ¿verdad?
Sí. Pero afortunadamente hay una serie de personas en Anova jóvenes en edad y con un gran capital político, que deben ser puestas en valor y que deben asumir sus responsabilidades desde un punto de vista de liderazgos colectivos. Messi es el mejor jugador del mundo porque es el mejor jugador del mundo, pero también porque juega en un sistema nuevo como el del Barça y porque está rodeado de los jugadores de los que está rodeado.
¿Qué eje crees que debe primar en las elecciones europeas a la hora de conformar candidaturas? ¿En qué clave se van a jugar estos comicios?
Yo creo que tenemos que pensar en un marco europeo de ruptura que concilie dos ejes: la cuestión identitaria y el derecho de los pueblos de Europa a existir en pie de igualdad y la cuestión de la ruptura con el sistema actual y con el modelo europeo finiquitado y fracasado. Nos estamos jugando todos lo mismo: la justicia social y el derecho a existir, y esto vale para Grecia, para Portugal y para el Estado español. En España la izquierda federal tiene que entender que este camino tiene que hacerlo con los soberanismos rupturistas, porque antes de decidir qué queremos ser tenemos que decidir en qué tipo de sociedad queremos vivir. Y si esto no es posible el marco gallego es complementario. Lo que pasa es que esta fórmula no depende sólo de un actor. Es una decisión que debemos adoptar entre todos, y esta decisión tendremos que tomarla en algún momento, en estas elecciones o más adelante, porque el enemigo es común para todos. Y antes de ir a nuestras posiciones de máximos debemos derrotar ese enemigo común para sobrevivir y decidir qué camino tomamos.
¿La clave para desalojar el PP del poder van a ser las elecciones municipales de dentro de dos años? ¿Hay que comenzar a prepararlo?
Sí, pero va todo tan rápido que a día de hoy no sé cuál es la fórmula. Creo que Alternativa es el punto de partida. Sea en coalición o con una unidad de acción tiene que quedar claro quienes estamos a la margen de las dinámicas del bipartidismo.
¿Te presentarás para un tercero mandato en Teo?
Creo en la limitación de mandatos, creo en los ciclos, creo que la gente pasa por los lugares y no se apropia de ellos y creo que los procesos deben ser colectivos y no individuales. Mi posición personal, como ya dije muchas veces, es la de terminar un ciclo que fue de ocho años en la oposición y que será de ocho años en el Gobierno. Esa es mi opción personal, pero luego están las decisiones colectivas. Y yo soy una persona permeable pero muy cabezota en mis principios.
¿Y Compostela?
Compostela es una ciudad muy bonita (ríe)
Te lo pregunto porque el rumor de que podrías ser candidato a la alcaldía de Santiago está ahí...
Esta ahí y no sé de donde ha salido porque yo llevo dos años diciendo que no tengo ninguna intención de ir por ese camino. Es algo que personalmente no se me pasa por la cabeza.
¿Se pueden hacer políticas alternativas desde los Ayuntamientos?
Cada día soy más pesimista. Y estoy viendo en primera línea el retroceso que se está dando: podemos decir que los Ayuntamientos llevan dos años intervenidos de facto. No puedes contratar personal público, cualquier nuevo servicio lo tienes que externalizar, a pesar de tener buenos resultados financieros tienes que reducir cada año el techo de gasto..., están eliminando los pocos espacios de libertad que quedaban en la administración local. Si a mayores se lleva a cabo la reforma de la administración local, estaremos hablando de la eliminación de la prestaciones de servicios, de la potenciación de las diputaciones o de la entrada de la iniciativa privada en determinados servicios sensibles.