La empresa de estudios de opinión Simple Lógica nos ofrece una visión de la realidad política de celebrarse ahora elecciones.
En el sondeo de opinión que ha realizado, además del derrumbe del PPSOE, se evidencia un estancamiento del resto de fuerzas políticas, un descrédito del modelo partitocrático de representación y un avance imparable de la abstención que se sitúa en el 47,2%.
El PP obtendría ahora, en unas elecciones generales, un porcentaje de voto estimado del 34,7%; 10 puntos menos que el logrado en los comicios de 2011 (44,6%). Por su parte, el porcentaje de voto estimado para el PSOE es del 26%, inferior en casi tres puntos al que obtuvo en la pasada convocatoria de elecciones generales (28,8%).
Tengamos en cuenta que estos porcentajes lo son sobre votos emitidos, pero se reducirían casi a la mitad si tenemos el cuenta al conjunto del electorado (más de 24 millones de personas, aproximadamente el 50% de la población); sin ignorar, como hasta la fecha, a ese alto porcentaje de abstención. Recordemos que de celebrarse ahora elecciones la abstención se situaría en el 47,2% (casi 12 millones de personas).
En Catalunya las cosas no le irían mejor al PPSOE, pues según el sondeo de Feedback para La Vanguardia, el PSC se hunde hasta magnitudes inéditas y el PPC decrece. El PSC obtendría ahora 21 diputados, lo que supone la mitad de los que llegó a reunir en sus mejores registros en solitario (los 42 de las autonómicas de 1988 o del 2003); y el Partido Popular de Catalunya bajaría en 3 diputados.
Ante esta realidad, en la que el PPSOE se hunde y los modelos partitocráticos asentados en la poliarquía (lo llaman democracia y no lo es) cada día representan a menos ciudadanos, hemos de invertar formas nuevas de relacionarnos y representarnos asentadas en la democracia participativa e inclusiva, así como en los principios básicos que rigen la cooperación política, esto es, los fundamentados en el acuerdo integrativo (ganar-ganar), frente a la lógica desintegrativa (ganar-perder) de los proyectos asentados en lógicas individualistas.
La poliarquía o policracia de los modelos partitocráticos ya no vale como cauce de participación ciudadana, pues se asienta sobre la praxis política de la vota-botacracia, esto es, utilizar el mecanismo del voto para botar (excluir). Esta, como es obvio, es una mala praxis. Tengamos en cuenta que no es lo mismo una democracia que un gobierno de la mayoría. Los gobiernos de la mayoría, y ejemplos a lo largo de la historia existen muchos, terminan trasformados en "la dictadura de la mayoría" (dictaduras bolcheviques, del ruso Большевик, Bolshevik o Bolševik, "miembro de la mayoría"), que puede ser peor que una dictadura abierta, porque se presenta con la careta de la democracia. Pero arrasa los derechos de la minoría, y puede terminar usando la fuerza, el ostracismo o la exclusión, para lograr sus propósitos. De lo que se trata es de buscar el consenso, no imponer el criterio de una parte. Además, toda fracción que se hace vasta termina convirtiéndose en facción (camarilla) y lo vasto (extenso) transformándose en basto (burdo e inapropiado).
Conviene tener en cuenta que DEMOCRACIA es una forma de organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que LA TITULARIDAD DEL PODER RESIDE EN LA TOTALIDAD DE SUS MIEMBROS, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo. Por tanto, la partitocracia (poliárquica) constituye una deformación sistemática de la democracia. La partitocracia es aquella forma de Estado y de gobierno en que las oligarquías partidistas asumen la soberanía efectiva.
Los estudios de opinión evidencian lo obvio, la partitocracia ha muerto y, con ella, la poliarquía como forma de Estado y de gobierno. Es hora ya de prestar atención a los ciudadanos y permitir el empoderamiento de estos restableciendo sus derechos democráticos. No olvidemos que para que un modelo de sociedad pueda denominarse como DEMOCRACIA, ha de entender que LA TITULARIDAD DEL PODER RESIDE EN LA TOTALIDAD DE SUS MIEMBROS. La Constitución Española de 1978, en su artículo 1.2, afirma: "La soberanía nacional reside en el pueblo español". Recobremos pues lo que es nuestro. La primavera ciudadana debe, por tanto, de comenzar.
Javier Caso Iglesias | Analista Político y Activista Social
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