Todos sabemos que Rajoy anticipará las elecciones generales, o bien las hará coincidir con las europeas de 2014 o bien con las autonómicas y municipales de 2015; por tanto hemos de estar preparados para esas fechas.
Lo fundamental para ello es contar con herramientas políticas y sociales capaces de garantizar este cambio de ciclo ante el que nos encontramos. Como dijo Leonardo da Vinci "No estamos ante una época de cambios, sino ante un cambio de época".
Esto es lo fundamental que se debe de entender, pues al momento actual no le valen parches ni medias tintas. El momento actual no es una época de cambios lampedusiana o gatopardiana. Ya no sirven esas alternativas basadas en el "algo tiene que cambiar para que todo siga igual". Esto, como digo, no es una época de cambios en la que sirvan parches y medias tintas como los que se vienen sucediendo desde el inicio de la muy sumisa y temerosa transición iniciada en 1975, sino un cambio de época.
Diferentes analistas políticos y electorales así lo apuntan. La base en la que sustentan sus opiniones es científica. Concienzudos estudios indican que existe un cambio radical de comportamiento entre generaciones, un hecho diferencial sin precedentes que se aprecia en sus antagónicos comportamientos políticos y electorales. Un verdadero tsunami se está producido en la forma de pensar y de dar solución a los problemas cotidianos que padecemos.
Este hecho diferencial está en la forma de aprehender las cosas de los hijos de las generaciones de los años 50 y 60. O sea, de aquellas personas ahora tienen entre 18 y 40 años.
Ya no somos los que nacimos en los años 50 o 60 los que vamos a marcar el rumbo. Sino nuestros hijos. Ya no somos los hijos de la guerra y de la postguerra civil los que vamos a marcar el rumbo de este país como hasta ahora, sino nuestros hijos; esto es, los hijos de las generaciones de los años 50 y 60. O sea, de aquellas personas entre 18 y 40 años fundamentalmente.
Sus herramientas políticas para producir cambios también son otras, las nuevas tecnologías han jugado un papel determinante en ello.
Mientras que la generación de los hijos de la guerra y postguerra civil están con el matarile de los Frentes de Izquierda (en España IU, en Portugal CDU en Francia FG, en Alemania Die Linke), los hijos de la generación de los años 60 apuesta más por las herramientas políticas del tipo Syriza.
En Grecia Syriza se opone de una forma clara a todo lo viejo, de ahí su respaldo electoral. Lo viejo es la derecha, pero también la izquierda tradicional representada por el neoliberal Partido Socialista de Grecia (PASOK) y el stalinista KKE (Partido Comunista Griego).
El espacio electoral de Syriza es un espacio de decidida ruptura democrática con todo lo anterior, es un espacio que no suma con lo viejo. Un espacio que no está ahí, exclusivamente, para derrotar a la derecha, está para derribar el sistema, con vocación de mayoritario como mayoría es el pueblo; no es un espacio que esté ahí para sumar con nadie, está para ganar las elecciones e imponer su política.
En el Estado español una Syriza tendría que configurarse con un posicionamiento estratégico perfectamente definido al margen de aquellos partidos de la transición que amnistiaron al franquismo.
Como indican algunos sociólogos y analistas electorales, recogiendo el sentir de nuestras generaciones más jóvenes, se podría afirmar:
1.- El juicio electoral ya está emitido por lo que respecta al PSOE, partido al que no se le considera de los nuestros. Pero tampoco son de los nuestros las castas políticas que se han generado en estos 38 años de transición, tantos como de dictadura; pues estos partidos de la transición que amnistiaron al franquismo tampoco son de los nuestros. Son partidos que no hicieron pedagogía democrática o de la sociedad civil durante este tiempo, que no hicieron nada realmente significativo por las personas, salvo participar del botín. Esta es la situación, de ruptura por parte de la generación mas joven, que es la primera que se interesa por el poder desde 1939.
2.- El asalto al sistema de representación es posible ahora, y la configuración de una nueva mayoría parlamentaria es el camino directo para el establecimiento de un orden nuevo. Cabría preguntarse ¿tenemos vocación de ser mayoritarios? porque el pueblo es mayoría; así sucedió con Syriza y así tiene que suceder en España en torno a nuevas candidaturas ciudadanas. Porque la voz de la ruptura de los mas jóvenes lo es de la mayoría social española, y de la griega y la portuguesa, y de la mayoría global. Esa ruptura es comprendida y compartida por la amplia mayoría social del planeta. Ahí no está IU, ni los Frentes de Izquierda, ni el PSOE ni nada de lo antiguo, está el espacio Syriza que es lo nuevo.
3.- Este espacio Syriza, este espacio de ruptura democrática es lo opuesto a la transición, es el pueblo el que presiona para el establecimiento de un orden nuevo, no son las élites las que lo establecen. Por tanto, lo que piensa Rubalcaba o Cayo Lara no le interesa a nadie en el espacio de ruptura, es irrelevante. A nosotros, que apostamos por la ruptura democrática, tampoco nos interesa. Pues la vieja izquierda es muy parecida a la jerarquía de la iglesia católica, algo que es un coñazo en todas sus manifestaciones.
4.- El espacio Syriza no hará aritmética electoral ni geometrías variables hasta que estén todos los votos metidos en las urnas; pues gobernar a remolque de los viejos partidos de la transición nos puede llevar a perderlo todo, de modo que habrá que tener más escaños que ellos.
La pelota está, ahora más que nunca, en nuestro tejado, hemos de elegir de una forma nítida entre lo nuevo y lo viejo, entre ser opción de gobierno o pataletas en una oposición marginal, o Syriza o Frente de Izquierdas, he aquí la cuestión; Ser o no ser, de eso se trata.
Lo fundamental para ello es contar con herramientas políticas y sociales capaces de garantizar este cambio de ciclo ante el que nos encontramos. Como dijo Leonardo da Vinci "No estamos ante una época de cambios, sino ante un cambio de época".
Esto es lo fundamental que se debe de entender, pues al momento actual no le valen parches ni medias tintas. El momento actual no es una época de cambios lampedusiana o gatopardiana. Ya no sirven esas alternativas basadas en el "algo tiene que cambiar para que todo siga igual". Esto, como digo, no es una época de cambios en la que sirvan parches y medias tintas como los que se vienen sucediendo desde el inicio de la muy sumisa y temerosa transición iniciada en 1975, sino un cambio de época.
Diferentes analistas políticos y electorales así lo apuntan. La base en la que sustentan sus opiniones es científica. Concienzudos estudios indican que existe un cambio radical de comportamiento entre generaciones, un hecho diferencial sin precedentes que se aprecia en sus antagónicos comportamientos políticos y electorales. Un verdadero tsunami se está producido en la forma de pensar y de dar solución a los problemas cotidianos que padecemos.
Este hecho diferencial está en la forma de aprehender las cosas de los hijos de las generaciones de los años 50 y 60. O sea, de aquellas personas ahora tienen entre 18 y 40 años.
Ya no somos los que nacimos en los años 50 o 60 los que vamos a marcar el rumbo. Sino nuestros hijos. Ya no somos los hijos de la guerra y de la postguerra civil los que vamos a marcar el rumbo de este país como hasta ahora, sino nuestros hijos; esto es, los hijos de las generaciones de los años 50 y 60. O sea, de aquellas personas entre 18 y 40 años fundamentalmente.
Sus herramientas políticas para producir cambios también son otras, las nuevas tecnologías han jugado un papel determinante en ello.
Mientras que la generación de los hijos de la guerra y postguerra civil están con el matarile de los Frentes de Izquierda (en España IU, en Portugal CDU en Francia FG, en Alemania Die Linke), los hijos de la generación de los años 60 apuesta más por las herramientas políticas del tipo Syriza.
En Grecia Syriza se opone de una forma clara a todo lo viejo, de ahí su respaldo electoral. Lo viejo es la derecha, pero también la izquierda tradicional representada por el neoliberal Partido Socialista de Grecia (PASOK) y el stalinista KKE (Partido Comunista Griego).
El espacio electoral de Syriza es un espacio de decidida ruptura democrática con todo lo anterior, es un espacio que no suma con lo viejo. Un espacio que no está ahí, exclusivamente, para derrotar a la derecha, está para derribar el sistema, con vocación de mayoritario como mayoría es el pueblo; no es un espacio que esté ahí para sumar con nadie, está para ganar las elecciones e imponer su política.
En el Estado español una Syriza tendría que configurarse con un posicionamiento estratégico perfectamente definido al margen de aquellos partidos de la transición que amnistiaron al franquismo.
Como indican algunos sociólogos y analistas electorales, recogiendo el sentir de nuestras generaciones más jóvenes, se podría afirmar:
1.- El juicio electoral ya está emitido por lo que respecta al PSOE, partido al que no se le considera de los nuestros. Pero tampoco son de los nuestros las castas políticas que se han generado en estos 38 años de transición, tantos como de dictadura; pues estos partidos de la transición que amnistiaron al franquismo tampoco son de los nuestros. Son partidos que no hicieron pedagogía democrática o de la sociedad civil durante este tiempo, que no hicieron nada realmente significativo por las personas, salvo participar del botín. Esta es la situación, de ruptura por parte de la generación mas joven, que es la primera que se interesa por el poder desde 1939.
2.- El asalto al sistema de representación es posible ahora, y la configuración de una nueva mayoría parlamentaria es el camino directo para el establecimiento de un orden nuevo. Cabría preguntarse ¿tenemos vocación de ser mayoritarios? porque el pueblo es mayoría; así sucedió con Syriza y así tiene que suceder en España en torno a nuevas candidaturas ciudadanas. Porque la voz de la ruptura de los mas jóvenes lo es de la mayoría social española, y de la griega y la portuguesa, y de la mayoría global. Esa ruptura es comprendida y compartida por la amplia mayoría social del planeta. Ahí no está IU, ni los Frentes de Izquierda, ni el PSOE ni nada de lo antiguo, está el espacio Syriza que es lo nuevo.
3.- Este espacio Syriza, este espacio de ruptura democrática es lo opuesto a la transición, es el pueblo el que presiona para el establecimiento de un orden nuevo, no son las élites las que lo establecen. Por tanto, lo que piensa Rubalcaba o Cayo Lara no le interesa a nadie en el espacio de ruptura, es irrelevante. A nosotros, que apostamos por la ruptura democrática, tampoco nos interesa. Pues la vieja izquierda es muy parecida a la jerarquía de la iglesia católica, algo que es un coñazo en todas sus manifestaciones.
4.- El espacio Syriza no hará aritmética electoral ni geometrías variables hasta que estén todos los votos metidos en las urnas; pues gobernar a remolque de los viejos partidos de la transición nos puede llevar a perderlo todo, de modo que habrá que tener más escaños que ellos.
La pelota está, ahora más que nunca, en nuestro tejado, hemos de elegir de una forma nítida entre lo nuevo y lo viejo, entre ser opción de gobierno o pataletas en una oposición marginal, o Syriza o Frente de Izquierdas, he aquí la cuestión; Ser o no ser, de eso se trata.
Javier Caso Iglesias | Analista Político y Activista Social
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